Me dejo llevar por este mundo encantado,
en las alas de música que eleva el alma
hacia esferas celestiales, donde ángeles
tocan la lira de los sueños, envueltos en luz.
Imagino cuántos planetas girando
por el espacio cósmico, en la danza del tiempo;
finito para los humanos, pero quién sabe,
tal vez hallan puertas de entrada en la eternidad.
Donde podamos descansar de las horas
aturdidas y rutinarias del día a día.
Quién sabe si del ritmo o del compás de este vals
se desprenda un sentimiento de mayor exaltación.
Y vamos todos en perfecta compañía,
armonizando el cuerpo, catedral del alma,
para que podamos ir más allá de las estrellas,
por pocos segundos, apenas,
arrullados en los brazos
de esta sinfonia.
Guida Linhares
en las alas de música que eleva el alma
hacia esferas celestiales, donde ángeles
tocan la lira de los sueños, envueltos en luz.
Imagino cuántos planetas girando
por el espacio cósmico, en la danza del tiempo;
finito para los humanos, pero quién sabe,
tal vez hallan puertas de entrada en la eternidad.
Donde podamos descansar de las horas
aturdidas y rutinarias del día a día.
Quién sabe si del ritmo o del compás de este vals
se desprenda un sentimiento de mayor exaltación.
Y vamos todos en perfecta compañía,
armonizando el cuerpo, catedral del alma,
para que podamos ir más allá de las estrellas,
por pocos segundos, apenas,
arrullados en los brazos
de esta sinfonia.
Guida Linhares