Bienaventurados los necios, hijos de mil madres
y nietos de un surco de envidias que cuecen
amuletos con rojos símbolos inertes.
Bienaventurada sea tu lengua viperina y el orgullo
que desde siempre te domina.
Bienaventurada sea la cartera que domina
este mundo hecho a imagen y semejanza de un alma
ignorante con venas de hielo.
Bienaventuradas sean tus uñas
y las abejas que utilizas en tu glorioso método
de adelgazamiento: los gusanos disfrutarán, sin duda,
al comerte los huesos.
Bienaventurada sea tu mirada de cerdo gratinado
y el asco que me das cuando respiras mentiras.
Bienaventurados sean los magos negros y el iris gris
que escupen las chimeneas capitalistas.
Bienaventurados los necios, puestos a mi vera
para sentirme yo todo lo contrario.
A vosotros os dedico este amago de poema
y os digo que en verdad heredaréis
la mierda.