Al final de Mayo
en una tarde sumisa,
un vientecillo suave
le regala su caricia.
¿Quién es?...
Una flor, una avecilla?...
¡No! tan solo es una chiquilla
recién despierta
a la ¡vida!
¡Doncellez de seda y ámbar!
sin una sonrisa amiga.
¡Ojos que la fiebre agranda!
¡Ojos que el deseo aviva!
que llaman a ese "algo"
¡ausente!...
con miradas infinitas.
¡Y no hay flores
en el campo!
con ser todas tan
¡bonitas!...
que le igualen en
¡belleza!...
a la chiquilla.
Pero, ella suspira
por ¡algo!
que hay muy "arriba".
¿Habrá quien se
pueda comparar
a la "belleza infinita"?...