Estas son aquéllas manos
que acunaron en sus
cuencas,
estrellas, rayos de sol,
besos en flor,
¡madreselvas!
Estas son aquéllas manos
que exprimieron en la
huerta,
los frutos de sol morenos,
las tardes de
¡primavera!
Las manos que acariciaban
los chopos de la ribera,
las que apresaban los granos
rubios de la
¡sementera!
Las que hilaban luz
con los hilos de la
¡niebla!
las que se tornaban tan
¡suaves!
al tocar las azucenas...
¡Ay! estas son aquéllas
manos,
que acariciaban a los niños
¡sus cabezas!...
Estas manos, no tienen
flores, ni estrellas...
no tejen ya,
ni acarician,
ni besan...
mis manos son
una "sombra",
de aquéllas que fueron
¡bellas!.