Desperté y me busqué por toda la casa.
En el cuarto... en la veranda... en el espejo...
No encontré, nada más encontré de mí...
Sólo mi cerebro dando su viejo consejo.
Percibí que un pedacito de mí se quedó
En la primera lágrima de la incomprensión..
Otro mayor fue lanzado en la noche de espera,
Otro por la desconfianza grande y sin razón.
Desperté y sólo encontré mi sombra...
Vagando en un valle oscuro y tenebroso,
Pidiendo a los dioses una nueva chance,
Poder huir, salir del castigo impiedoso...
Desperté buscando todas que fui...
La optimista... la pacifista... la egoísta,
La mujer fatal, la carente, la pasional,
La que perdió de vez el tino, la artista...
Hoy desperté y lamente por haberme despertado...
El sol brillaba, era mi llanto verdadero,
Las desilusiones, montañas de hielo en mí,
Dibujando en fuego... el adiós postrero...
¿Cuantas de mí amaron hasta la locura?
Todas, yo bien sé... todas fueron amor...
Aunque rebeldes, no aceptando ordenes,
Mas fieras dóciles y sensuales hasta en el dolor...
Desperté y noté que mi niña sollozaba,
Pobre... carente... aislada... desamparada...
Su sonrisa franca no más repercutía por la casa...
Mi niña estaba en una tristeza condenada...
Pero la vida pedía el retorno de todas en mí...
Me lave el rostro, me sequé las lágrimas, tome el carmín
Era la vuelta de la gitana impedida, sensual, valiente...
Y la casa oscura... se vistió de fiesta y luz neón...
Finalmente... todas volvieron sonriendo...
Había llegado el tiempo... - Tiempo de vivir
El amor verdadero, aunque clandestino...
Y amadas, todas se dejaron amanecer...