Cuanta deselegancia hay en una persona ruda,
No a la rudeza de quien trabaja en el día a día,
Solamente en la elocuencia que piensa que elude
Porque viste bien, aprieta aquí y de allí atavía.
Intrigante se torna pensar que esta gente
Estudió un día y ser alguien, aquí en la Tierra.
Oh gente! porque no yo un hada madrina,
Defasado e inconstricto, hasta de la propia guerra.
Eh, son como personas, con la cabeza en el aire,
Que mucho disgusto, a sus país deben dar,
Mejor fuera, renegar nuevo rico, y ser
Hombrecitos serios y trabajadores, fértiles
Rapaces enamorando, no unos tolos infértiles
Que, tan luego yo escriba, irán desmoronarse.
Jorge Humberto