Doliente dolor que duele incesante,
me obliga a mirar de reojo al pasado:
viejo almanaque con hojas ajadas.
Enrojecidos los ojos quedan resecos,
vierten sus aguas sobre cuarteadas
mejillas, resignadas absorben
aquel manantial de pesares.
¿Juventud un divino tesoro?
¿Juventud hacedora de sueños?
¿Juventud de gratos recuerdos?
¡Tesoro de ilusorias monedas!
¡Sueños que luego son pesadillas!
¡Recuerdos de imborrables errores!
Pasajera juventud,
enredadera de quimeras y titubeos
con hojas de inexperiencia:
¡enhorabuena tu brevedad!
Sobre ti no quiero más escribir.